Monday, February 2, 2009

Una mañana

a Eduardo

Uno

Ya hace el tiempo, desde que me dormí en tu cama, respirando el olor de tu ropa.
Ya el tiempo hizo, hizo sueño, vida de niño, y se llevó a las sombras de Chacarita el niño que evoco con cada pavada en mi decir.

Dos

Hoy lamí tu recuerdo en otros ojos.
Dije cama, dije caja, y hablé tus palabras con un humor inescrupuloso.
Soñé despierto con tu puño y letra, me sumergí en un temblar de aire rompiendo tus cartas para que nadie las llore, te lloré hoy para otras manos que escriben, con otros ojos.
Te lloré en silencio, y para mis adentros.

Tres

La desidia en la mezcla sátira de quien escribe, el avivarse temporalmente, jazz de fondo, y lo mucho que se pierde al plasmar una historia en un monitor de 17' pulgadas, son una bastarda forma de pensarte y concluír en un "cuánta falta me haces" mudo.
Al igual que la tendencia a marcar una tendencia que encierre arbitrariamente un suspiro libre, que el día de repente pierda los colores que tenía, y me devuelva a algún mes de años pasados.

Cuatro

Cuánta falta me haces.

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